domingo, 7 de octubre de 2012

Palabras de despedida al extrañable amigo César Rodríguez Mercado

la amistad es como un lucero, que siempre da luz al cielo

De izq. a der. Reinaldo Alvarez, César Rodríguez Mercado, Francisco Betancourt, Pedro J. Dávila Poupart, Héctor Pabón, Miguel Poupart, ( en la parte de atrás) Juanito Velazquez, Luis F. Baby Carrasquillo, Víctor Regalito Hernández, Félix Báez Neris, Pedro Tolentino y Gloria Andino.

Cuando se aprecia la vida se atesora la amistad. César el Conejo como cariñosamente lo conocíamos supo ganarse la amistad de este pueblo. Recuerdo cuando caminaba junto a él por las calles del pueblo y lo observé detenerse a cada paso para saludar con especial cariño a su querida gente. César siempre tenía una palabra de aliento y una sonrisa para recibirlos.

Sin lugar a dudas las calles de pueblo lo extrañarán en la soledad, esas calles que él recorrió día a día desde su niñez. Ya no oirán sus cuentos y chistes con los cuales se alegraban. Así lo conocí confundiéndose con su pueblo, abrazando a sus semejantes con especial aprecio. De ahí levantó ese cariño con el que el pueblo le reciprocaba. De manera que su vida en Humacao la consideramos un verdadero regalo a la amistad.

Sentó huellas profunda en el corazón de este pueblo por su afable personalidad. Y es que a César, lo encumbró una amplia generosidad, con la cual contagiaba a sus semejantes. Siempre compartí con él proyectos e ideas culturales, sociales y deportivos. César le daba su mirada pragmática ante de aceptarla o rechazarla. Sus consejos siempre eran bien atinados.

César fue uno de los sembradores del reconocido proyecto del Pabellón de la Fama del Deporte Humacaeño, que este próximo 18 de noviembre celebramos la 7ma. Ceremonia de Exaltación. Con su entusiasmo, alegría le insufla vitalidad y esperanza. Su profundo amor por la gesta deportiva de su pueblo es digno de resaltarse. El pueblo de Humacao tiene una deuda de gratitud por el trabajo y empeño que puso César, para que hoy el Pabellón sea un proyecto exitoso en su misión de hacer justicia a los deportistas.

El norte de César siempre fue su familia. Amó a su progenitora la educadora Petra Mercado con ese cariño nostálgico que contagiaba. Sus hijos y su amada esposa Olguita eran la fuerza que movía su corazón.

En su negocio levantó un ambiente de tertulia y alegría entre todos sus amigos que nos privilegiamos de su amistad. Nos recibía con su acostumbrada generosidad y con su habilidad para entender a sus semejantes. Siempre lograba dibujarle una sonrisa y de esta manera le quitaba las preocupaciones. Su capacidad era tal que podía atender a grandes y a chicos con el mismo calor humano.

Barbería Humacaeña 1965. Modesto Gómez, Luis Sánchez, Andrés Martínez y César Rodríguez Mercado.

Siempre que nos encontrábamos en la calle nos decía, como estas; good looking, y así continuaba con sus anécdotas de un contador de chistes con gracia. Como el que nos contó cuando se metió a boxeador y su rival era un mudo. En el primer asalto el mudo le conectó un golpe en el oído que se lo dejo chillando y ahí termino su carrera de boxeador.

Fue un exquisito bohemio. Amante de la música de tríos. Le gustaba cantar y bailar. De hecho era un gran bailador, luciendo elegantemente vestido. Amo a su patria con amor y dignidad. Siempre anheló que la bandera borincana ondeara sola sobre el mar caribe.

Apoyaba deliberadamente a todas aquellas iniciativas de organizaciones que atendían las causas nobles y altruistas del pueblo. Observé en repetidas ocasiones como sus ojos se trasformaban ante la alegría de un niño jugando el deporte de su pasión el béisbol o disfrutándose los triunfos y logros de los equipos de su pueblo. Lo vi en fotos que son históricas para Humacao, ataviado con gabán y corbata junto a sus amigos apoyando el Equipo de los Grises en el Parque Jacinto Hernández.

César, te fuiste pero dejastes historias llenas del buen compartir en amistad. Hijo afectísimo, buen hermano, gran padre y amigo. Un ciudadano muy querido, noble de corazón que dejas huellas en tu pueblo. Recuerdo que nos decía jocosamente “el mundo soy yo, si me muero yo, se acaba el mundo”. Debo corregirte y decirte que no se acaba porque seguimos disfrutando de tus recuerdos y tu chispa humorística que se quedarán con nosotros inmortalizados en nuestros corazones.

Tus amigos rendimos un homenaje póstumo de admiración y respeto a César Rodríguez Mercado. Descanse en paz.

Prof. Félix Báez Neris 10 de octubre de 2012 Humacao, Puerto Rico

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