El pasado 15 de abril 2018, falleció el Sr. Elpidio Mojica Díaz, miembro del Pabellón de la Fama del Deporte Humacaeño. A continuación en el enlace podrán apreciar su semblanza de este excelente deportista y mejor ser humano. Descanse en paz.
Semblanza de Elpidio Mojica Díaz
viernes, 20 de abril de 2018
martes, 3 de abril de 2018
Fufi prefirió el tú al yo y es mentira que murió
TRIBUNA INVITADA
Por Chu García
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martes, 3 de abril de 2018
Fufi prefirió el tú al yo y es mentira que murió
Corría el mes de junio del año 1979 y entró sin avisar a la sala de redacción deportiva de El Nuevo Día y de inmediato preguntó por Ángel Oliveras, el jefe de la pujante sección. Me tocó decirle que no se encontraba y saber cuál era el propósito de su visita.
Con su voz de miel y su mirada de azul turquí, me dijo que tenía interés en ser colaborador para los Juegos Panamericanos y que necesitaba ser avalado por este diario, ya que él escribía en el Semanario Claridad que no tenía más cupo. Le contesté con un sí de tres puntos, sin pedirle permiso a Angelito, y en ese mismo momento nació mi amistad acerada con José Santori Coll.
Con el correr del tiempo, y ya yo de editor deportivo, Fufi comenzó a tiempo completo como pronosticador de los juegos del BSN y como el mejor analista de este deporte, que era alimento de su alma horneada por Dios en Santurce y hermanada luego con San Sebastián, cuna de su esposa Conchi.
Él mismo adoptó el título de Gurú, que caló tan hondo en sus lectores que prácticamente perdió su apodo en la calle, lo que le satisfizo porque así su sintonía con la gente era más directa y sincera, y esta le apadrinó como ídolo porque sabía que sus comentarios, sazonados de buen humor, tenían un efecto educativo y positivo, que fue igual con su Equipo Nacional.
Su intelectualidad era de tal calibre, aunque huérfana de presunción, que podía profundizar en filosofía y geopolítica con naturalidad y acierto. De ahí que sus columnas de temas sociales fuesen siempre tan valientes y comprometidas con la independencia de su país: estoy seguro que en su lecho de muerte, con su mente anquilosada por tantas enfermedades, seguía mordiendo su dulce y triunfante libertad que le condujo a ser la conciencia indiscutible de la mayoría de los puertorriqueños que cree en la revolución pacífica, con el único detonante de amor por el prójimo, sin que medie el materialismo y el consumismo desmedido. Sí, ese que anhela ser nacionalista por reflejo puramente de Natura: Fufi usaba su martillo de papel y tinta para golpear el yunque opresor, poniendo de rodillas a los personajes de poder advenido de fuerzas imperialistas que continúan utilizando el dólar como fusil.
Tal como promulgaba Ghandi, cuando una ley es injusta, lo justo es desobedecerla, y que no había caminos para la paz, sino que la paz es el camino; y Fufi anduvo en él sin zigzagueos, pisándolo con ideas claras, arropándose de cundeamores y elevándose a los cielos sin dejar de escuchar los cánticos hermosos del coquí, ni rechazando jamás los símbolos de su bandera y escudo: estrella solitaria y cordero tierno; por eso testimonió, con sangre de Santori-Coll: ¡qué bueno es ser bueno!
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