lunes, 12 de agosto de 2013

Por la ruta del libro de Sparta a Londres


Por la ruta del libro de Sparta a Londres...
 
 
De Sparta a Londres… historias de éxito y superación, traza la ruta histórica del desarrollo de  la disciplina de la lucha olímpica puertorriqueña. Un tapíz sobre un colchón lleno de vivencias, esfuerzos, sacrificios y amor patrio.  Lo que encontramos son ejemplos dignos de admiración, entrega y superación que honran a la patria. 

Agradecemos al periodista Marvin Fonseca y al exluchador José "Beta" Betancourt autores de esta obra que se convierte de entrada en una gran aportación a la historiografía deportiva del país.  Llega, por cierto en una coyuntura oportuna cuando la disciplina de la lucha olímpica obtiene el reconocimiento público del país a raíz de la gesta olímpica de Espinal. La historia está exquisitamente recogida  en las 144 páginas y 145 fotos excelentemente documentada.

El acto heroico de Jaime Espinal, de alzarse con la medalla de plata en las Olimpiadas de Londres es la ventana para dar a conocer al mundo la historia de la lucha olímpica puertorriqueña. Como bien apunta Richard Carrión en el prólogo “La actuación de Espinal representa mucho más que un hecho histórico. Su actuación sirvió de inspiración para muchos de nuestros niños y expuso las enseñanzas universales de un club de lucha en la Escuela Gabriela Mistral, el Club Sparta.”  El Club es comandado por Pedro Rojas, un obrero del deporte que con su sapiencia, disciplina, entrega y amor logró ser un agente de cambio transformador en las vidas de los atletas.

 El libro nos lleva por esa ruta obligándonos a detenernos para entender y comprender un poco lo importancia que puede tener la práctica deportiva en los seres humanos. Como es el caso del Club Esparta donde se posibilita un ambiente propicio para el desarrollo de atletas y mejores ciudadanos.

 La ruta está llena de obstáculos adversos y dificultades que a veces parecen insalvables. Cada una de las historias recogidas por los autores Melvin Fonseca y José Betancourt, nos lleva como hemos señalado por las vivencias, sueños, aciertos y desaciertos de los luchadores y luchadoras. A la misma vez tenemos la oportunidad de escuchar la voz de los propios luchadores/as en el relato de su historia.  Así quedamos atrapados con cada una de las emotivas e interesantes vivencias de estos medallistas internacionales como José E. Betancourt, Manuel García hijo, Mabel Fonseca, Franklin Gómez,  Jaime Espinal y por supuesto la de su entrenador Pedro Rojas.  Además incluye  la del ángel de los atletas, Sara Rosario.

 Pero antes de entrar a estas vidas interesantes de los luchadores/as es pertinente destacar que el libro hace una gran contribución con el esfuerzo concertado para recoger la historia de la lucha olímpica puertorriqueña. Acopia desde la primera participación internacional de Puerto Rico en Los Juegos Centroamericanos y del Caribe en el Salvador en 1935. Nos recuerda que la primera medalla en disciplina de lucha  la obtuvo Francisco Carrasquillo en Juegos Centroamericanos y del Caribe celebrados en San Juan en el 1966.
Se destaca la labor de Roberto Muñoz que fue un gran propulsor para la incorporación de la lucha olímpica en PR. Fue el entrenador del Colegio San Antonio Abad desde 1973-75.
 
Destaca los primeros luchadores en olimpiadas en los juegos de Montreal. Luego nos lleva por los distintos ciclos olímpicos resaltando la participación de nuestros luchadores y luchadoras. De igual manera se destaca la participación juvenil y el surgimiento de los diferentes Clubes a nivel de la isla. Destacamos que en el 1977 se incorpora el Club de Lucha de Humacao a la Federación de Lucha. Y resaltamos la participación de los humacaeños  Rolando Cruz y Beta Betancourt en Campeonato Panamericano Infantil.

La primera medalla de plata en la disciplina de lucha olímpica en unos Juegos Centroamericanos y del Caribe la obtuvo José Sierra en Cali Colombia en el año 1978.   En los Juegos Panamericanos celebrados en Puerto Rico en el 1979 Henry Loret  Demola obtuvo medalla de bronce estilo grecorromano.

 Resalta el hecho de que en el año 1980 la lucha olímpica entra como disciplina deportiva en la Liga Atlética Interuniversitaria (LAI). Ese año Betancourt es seleccionado como el luchador más destacado representando al Equipo de Humacao. Hago un paréntesis para reconocer el trabajo del Equipo de Lucha Olímpica de Humacao comandado por el profesor Edwin Mojica  y sus extraordinarias demostraciones alzándose con el campeonato de la LAI en varias ocasiones. Salta a mi memoria luchadores como Julio Cruz (Medalla de bronce en los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2002) Janira Morales (Medalla de oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2010), Yaisro Peña, (medalla de bronce Campeonatos Panamericanos Juveniles 2009), Natalia Rodríguez (medalla de bronce Campeonatos Panamericanos Cadetes 2008),  Amayky Flores, Armando Alverio y por supuesto a mis hijos Félix G. Báez Camacho, Maritza Enid Báez Camacho y Maritza Ivette Báez Camacho.

De ahí en adelante los autores van señalando la participación de Puerto Rico en los distintos ciclos olímpicos y los resultados obtenidos en 58 años de historia competitiva.  Hay que destacar la participación de Betancourt ya que se convirtió en el máximo ganador de medallas en el deporte de la lucha olímpica de todos los países participantes en Juegos Centroamericanos y del Caribe (8 medallas, 5 de platas y 3 de bronces) y juegos Panamericanos (3 medallas, 1 de plata y 2 de bronce). Y por supuesto Jaime Espinal que merece un capítulo aparte por su heroica hazaña de alzarse con la medalla de plata olímpica en Londres.

 La lucha deportiva puertorriqueña se posiciona en los primeros planos en el ámbito mundial gracias a la gesta de Espinal y su entrenador Pedro Rojas.  Esta publicación llega en el momento oportuno para recoger esta proeza y para dar a conocer con lujos de detalles y con historias vivas la riqueza e importancia de la misma.  Nos ilustra los resultados con la rigurosidad investigativa, las competencias, el intercambio,  los clubes de luchas a nivel de isla, entrenadores, atletas y todo el personal que de una manera u otra aporta al desarrollo de este deporte.

Los invito a entrar  al colchón es decir a las páginas del libro para que no se pierdan la trayectoria de los personajes ancla. Entre los que se destacan;

 El entrenador Pedro Rojas Calafat.

Procedente de Cuba, vía México luego pasa a Estados Unidos y finalmente se establece en Puerto Rico. Abrió las puertas del Club Sparta para el año 1994 en la escuela Gabriela Mistral. Y Jaime Espinal y su hermano Stanley fueron los primeros alumnos en llegar al Club.  Pedro implantó su proyecto humano transformador paso a paso.  Levantó el Club centrado en la parte humana de cada uno de sus atletas. Comenzó  enseñando la disciplina de la lucha con mucho amor, tenacidad poniendo el corazón con pasión a cada paso. Armado de sus amplios conocimientos como excelente profesional encausó su proyecto deportivo con mucho éxito.  Y fue compensado con la enorme satisfacción de abrazar a su ‘hijo’, Jaime Espinal con su medalla olímpica.

 Jaime Espinal
El libro recoge en forma emotiva la historia de éxito y superación de Jaime Espinal.  A los nueve años de edad integra el Club Sparta. Fueron múltiples las ocasiones y situaciones que amenazaron con alejarlo de la lucha. El relato de Pedro Rojas sobre Jaime es conmovedor. Se aprecia la entrega, la dedicación el extraordinario esfuerzo por encausarlo pese a los grandes obstáculos que amenazaban con apartar a Jaime del colchón de lucha. En ocasiones este extraordinario atleta se encontraba lejos de la familia solo tenía a Pedro que se convierte para el en algo más que un entrenador,  un verdadero padre.

Gracias a esa base formativa que le imparte Rojas, Jaime pudo batallar con los obstáculos que se le presentaron. Y como uno digno ejemplo de superación se agarró del deporte como lanza que lo llevaría a conquistar enormes gestas. Y asi escribió una página gloriosa en la disciplina de la lucha olímpica puertorriqueña con su medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.

José “Beta” Betancourt

 El humacaeño Betancourt, Beta como cariñosamente lo apodamos empezó a luchar a los 11 años en el Colegio San Antonio Abad en 1974. Como hemos destacado es uno de los atletas de mayor trayectoria de nuestra isla.

Esta exaltado al Pabellón de la Fama del Deporte Humacaeño. Su historia es emotiva por demás sobre todo porque enfrentó en su carrera grandes retos y perdidas familiares que lo marcaron por siempre. El deporte de la lucha olímpica fue su norte escribiendo con tenacidad, esfuerzo y entrega una gloriosa página en los anales de esta disciplina deportiva en y fuera de Puerto Rico. Representó a Puerto Rico en cuatro (4) olimpiadas (1984, 1988, 1992, 1996), dos (2) Campeonatos Mundiales (1981 y 1985) logrando un segundo lugar en el 1981, cinco (5) Juegos Panamericanos (1983, 1987, 1991, 1995, 2003) logrando una medalla de plata y una de bronce, siete (7) Campeonatos Panamericanos de Lucha (1977, 1981, 1990, 1992, 1993, 1994, 1996) obteniendo una medalla de oro, 5 platas y una bronce, cinco (5) Juegos Centroamericanos (1982, 1986, 1990, 1993, 2002), obteniendo cinco medallas de plata y tres bronce. Betancourt fue escogido como atleta del año por el Comité Olímpico de Puerto Rico en siete ocasiones (1981, 1982, 1983, 1987, 1990, 1993 y 1996). 

Por supuesto que no deberán perderse las interesantes historias de Mabel Fonseca, Franklin Gómez, Manuel García y Sara Rosario que conforman las riquezas vivenciales de grandes figuras del deporte.

 Ya hemos mencionados los grandes aciertos de las  vivencias contenida en el libro como marco de referencia que permite una comprensiva mirada a la disciplina de la lucha olímpica. Las historias son tan conmovedoras que nos obliga a posicionarnos en el colchón junto a estos atletas. Y hasta nos imaginamos vistiéndonos con la indumentaria para ayudar a Jaime, a Beta, a Mabel, a Manuel, y a Franklin,  con los  agarres, movimientos, ataques, defensas, contra llaves en fin con todas las tácticas para verlos salir airosos. O nos conmovemos con el relato donde se nos narra la pérdida de los padres y el hermano de Beta y desearíamos tenerlo cerca para darle un abrazo solidario.

En fin, el libro resulta una valiosa aportación a la disciplina de la lucha olímpica  ya que origina, documenta y resalta su trayectoria histórica y actual. Permite dar a conocer de cerca el entorno,  el concepto, la disciplina, fundamentos, los retos y desafíos que la enmarcan. Los autores Marvin y Beta en un acto de justicia deportiva abren un espacio para una reflexión de amplitud crítica, respeto, valoración  y admiración hacia una disciplina deportiva que no goza de la atención mediática  y hasta hace poco estaba un tanto marginada. Ahora la vistieron con plata olímpica.

 Prof. Félix Báez Neris
11 de agosto de 2013
Humacao, Puerto Rico